El chico misterioso de ojos verdes.

Me despierto por un rayito de sol que entra por mi ventana, estoy feliz, tengo un buen presentimiento, no sé por qué. Me recojo el pelo en una trenza a un lado, lo tengo larguísimo, parezco los bichos de Avatar. Me pinto un poco la raya de color negro y una sombra gris, todo de un tono muy suave, no me gusta ir muy maquillada al instituto. Uniforme puesto, colonia, mochila hecha, listo. No, no desayuno, luego me sienta mal y vomito, en el recreo picaré algo.
Hace unos días que veo un chico guapísimo sentado en un coche, supongo que espera a alguien para ir a su colegio, o cualquier cosa. Me da mala espina, es algo raro, cada vez que paso delante suyo no quita la mirada, ni un solo segundo, es como si me siguiera cada paso que doy en cada momento. Me siento cohibida. Puede que solo sean imaginaciones mías, en fin, hoy voy con ilusión y punto.
De repente alguien me agarra por detrás y me gira, es él, el chico misterioso.
- Solo quiero que sepas que no puedo dejar de mirarte todos los días.
- Me he dado cuenta.- Contesto sin ilusión, no voy a ponérselo fácil, no me fío.
- ¿Cómo te llamas? Yo soy Eric.
- Blair, tengo prisa, ya te veré, supongo.- Me doy la vuelta y sigo andando, con una sonrisa y mil pensamientos en mi cabeza. Que mirada tiene este chico, madre mía que ojos. Va, venga Blair, fuera de tu mente ya. Eres un alma libre, ¿Recuerdas?.

A walk to remember

"El amor es siempre paciente y amable, y nunca celoso. El amor nunca es jactancioso o presumido. Nunca es rudo o egoísta. Nunca se ofende ni es rencoroso. El amor no se deleita con los pecados de otros, sino que se deleita con la verdad. Siempre está dispuesto a disculpar, a confiar, a sentir esperanza y a soportar lo que sobrevenga." 

Sólo piénsalo.

A veces pensamos que no estamos destinados con nadie y que acabáremos solos rodeados de gatos, a veces simplemente no pensamos y nos dejamos llevar. Realmente el amor no es predecible, el amor pasa y punto, sin avisarte, plas, llega. Pero cuando lo sientes te das cuenta de que quieres estar el resto de tu vida abrazando a esa persona, que no te imaginas con otra de la mano, que no ves más allá de esos ojos que te miran con admiración.
Cuando miras al futuro sólo os veis a ti y a él, tan mayores, en un banco del parque por el que solíais pasear, recordando momentos de vuestras vidas, dando de comer pipas a las palomas. Y te planteas si esa es la vida que querías, y te das cuenta que no quieres cambiar nada, que mientras él o ella este a tu lado, todo habrá merecido la pena.