Querida Gin-tónic, es el momento de escribirte lo que nunca fui capaz de decirte, aunque sea tarde. Escribir lo que ha sucedido en una carta que no voy a mandar, que no vas a recibir nunca. Que como tú me enseñaste, en cuanto acabe de escribirla, la quemaré, mis sentimientos se pondrán a arder, y así el dolor, ¿cómo era? ¿cómo decías tú? Ah ya, así el dolor no se te queda tan dentro. Esta vez sólo quiero ser claro, sería un imbécil si no gritara que me he equivocado contigo, que la he cagado pero bien, desde el principio intentaba avanzar sin apartar antes las cosas que me lo impedían, agarrado al pasado, mirando para atrás, queriendo olvidar pero sin parar de recordar, pf, que locura Gin. Empeñado en quedarme ahí. En medio de un lado y del otro, sin perdonar, sin perdonarme, sin avanzar. ¿Dónde está el secreto del futuro Gin? Puede que esté en fijarse bien y en avanzar. Mirar más cerca. Más. Tan cerca que lo borroso se vuelve nítido, se vuelve claro, claro, hay cosas que pasaron antes, mucho antes.
No quiero esperar milagros, sólo que las cosas pasen. O no. Si, no, si, no, si, no, y ahora lo tendría claro. Pero ahora ya no depende de mi, si no de ti. Te quiero.
- Puedes ayudarme a arreglar este desastre si quieres, a lo mejor si nos esforzamos puede volver a quedar bien, depende de nosotros, de los dos. Eso si, no va a ser fácil, parece que tiene tarea, pero nada es imposible Hugo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario